- Un ejemplar de ballena jorobada de 10 metros aparece sin vida en Muxía, atrapado por redes de pesca. Cemma investiga las causas y alerta sobre los riesgos humanos.
La Costa da Morte, famosa por su biodiversidad y paisajes salvajes, vivió este lunes un episodio de impacto: una ballena jorobada de unos 10 metros apareció varada y sin vida junto a cabo Touriñán, en Muxía. Técnicos de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma) acudieron a la zona para hacerse cargo del ejemplar, un adulto que ya habían avistado días atrás en compañía de otra ballena de la misma especie en la zona de O Profundo, frente al cabo Fisterra. Durante varios días, habían monitorizado sus movimientos, sin prever el desenlace trágico que ahora investigan de cerca.
Según las primeras observaciones de Cemma, el cetáceo podría haber muerto por asfixia, atrapado por redes de pesca. “Presenta cortes en distintas partes del cuerpo y restos de aparejos de pesca, con cabos y redes que le impedían abrir la boca”, detallan los expertos de la organización, quienes destacan la frecuencia con la que los residuos humanos, especialmente los aparejos de pesca, causan estragos en la vida marina.
La ballena jorobada o yubarta es una de las especies de cetáceos más emblemáticas y puede alcanzar hasta 16 metros de longitud y 30 toneladas de peso. Se distingue por sus largas aletas pectorales y su cabeza nudosa, y es una de las grandes viajeras de los océanos, capaz de recorrer hasta 25.000 kilómetros en sus rutas migratorias anuales. Durante el verano, estos mamíferos se alimentan en las frías aguas polares y migran hacia regiones tropicales y subtropicales para reproducirse en invierno, sosteniéndose de sus reservas de grasa acumuladas.
La Costa da Morte es un corredor migratorio habitual para estas especies, y su presencia despierta la curiosidad de visitantes y locales. En redes sociales, el hallazgo ha causado gran conmoción y ha recordado la profunda relación que la región ha mantenido con estos mamíferos marinos. En la localidad de Cee, por ejemplo, el pasado ballenero sigue muy presente. Allí, Concello y Deputación de A Coruña han impulsado iniciativas para rescatar la memoria de Caneliñas, lugar que albergó la última fábrica de despiece de ballenas de Europa hasta 1985. La factoría cerró sus puertas bajo la presión de movimientos ecologistas y una moratoria de la Comisión Ballenera Internacional, marcando el fin de una era.
Para Cemma, la muerte de esta ballena en Touriñán es un recordatorio alarmante sobre el impacto de la actividad humana en los ecosistemas marinos. Las redes y cabos que suelen quedar a la deriva representan un riesgo letal para especies migratorias como las ballenas, cuya presencia en la Costa da Morte añade un valor incalculable a la biodiversidad del lugar. “Es necesario que tomemos conciencia del peligro que suponen los desechos humanos en el mar”, alertan desde Cemma, mientras preparan un informe para identificar con mayor precisión las causas de esta pérdida y evalúan el riesgo de futuros incidentes similares.
Este varamiento no solo invita a reflexionar sobre la sostenibilidad de la vida marina, sino que también pone en valor la fragilidad de estos gigantes oceánicos frente a la amenaza humana. En un ecosistema compartido como el Atlántico, donde confluyen migraciones y actividades pesqueras, la coexistencia respetuosa y la protección de la biodiversidad se han convertido en un desafío urgente y en una responsabilidad compartida.