- Tras hundirse parcialmente en el muelle de Muros, el palangrero O Saburil fue reflotado en una operación de cuatro horas marcada por la incertidumbre.
El puerto de Muros fue escenario de un intenso rescate marítimo que mantuvo en vilo a pescadores y equipos de emergencia. Poco después de las diez de la noche del jueves, O Saburil, un palangrero con base en Muxía y 14 metros de eslora, comenzó a hundirse mientras estaba atracado en el muelle.
A pesar de los intentos desesperados de sus armadores, quienes incluso se lanzaron al agua en un último esfuerzo por salvar la embarcación, la situación empeoró rápidamente. Aunque el personal de GES-Bombeiros Muros, la Policía Local y la Salvamar Regulus actuaron con celeridad, las bombas de achique no pudieron contener la entrada de agua. Cerca de la medianoche, el barco ya presentaba una inclinación de 45 grados, poniendo en jaque las posibilidades de reflotarlo.

Las primeras investigaciones apuntan a una vía de agua en la sala de máquinas, entre el centro y la popa, como el origen del incidente. Según fuentes del GES-Bombeiros, la tripulación había dejado todo en orden tras faenar, lo que hace que las causas del hundimiento sigan siendo una incógnita.
Finalmente, tras cuatro horas de intensos trabajos, que incluyeron el uso de varias bombas y el apoyo de equipos especializados, O Saburil fue reflotado con éxito. Afortunadamente, no se registraron daños personales.
Este episodio pone de manifiesto la vulnerabilidad de los pesqueros artesanales y el esfuerzo colectivo de una comunidad que no solo vive del mar, sino que también se une para protegerlo. Ahora, la casa armadora evalúa los daños en la embarcación, mientras que el joven armador Iago Guisamonde, natural de Nemiña y patrón del barco, reflexiona sobre un incidente que, pese al desenlace, dejó importantes lecciones en la lucha diaria contra los imprevistos del océano.