- Dos pesqueros de Laxe y Camariñas están bajo investigación por presuntas capturas en zonas vedadas. Las embarcaciones permanecen precintadas a la espera de sanciones.
El muelle de Camariñas se ha convertido en el epicentro de una polémica pesquera que podría tener serias consecuencias para el sector. Dos barcos, uno con base en el puerto de Laxe y otro en Camariñas, han sido precintados tras ser acusados de realizar actividades ilegales en áreas protegidas. Las investigaciones están en curso, pero todo apunta a que podrían haber faenado en la reserva marina de Os Miñarzos, una zona de más de dos mil hectáreas donde la pesca está estrictamente prohibida.
Agentes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil llevaron a cabo la intervención que culminó con el traslado de las embarcaciones al puerto camariñán, donde permanecen amarradas. Desde la Benemérita aseguran que las actuaciones forman parte de un esfuerzo conjunto por proteger los ecosistemas marinos de Galicia. Sin embargo, los propietarios de los barcos niegan cualquier irregularidad, alegando que las presuntas infracciones ocurrieron en la ría de Camariñas, fuera de las zonas restringidas.
La reserva de Os Miñarzos, situada frente a Lira, ha sido un ejemplo de gestión sostenible desde su creación, con el objetivo de preservar especies y garantizar el equilibrio ecológico. Las capturas en esta área, de confirmarse, supondrían no solo un daño ambiental, sino también un golpe a la credibilidad de los esfuerzos por mantener una pesca responsable en la región.

Mientras tanto, las embarcaciones seguirán precintadas hasta que la Xunta de Galicia, como autoridad competente, determine las sanciones correspondientes. Este caso pone de nuevo sobre la mesa la necesidad de reforzar la vigilancia en las aguas gallegas y de garantizar que el cumplimiento de las normativas sea prioritario para todos los actores del sector.
La comunidad pesquera de Camariñas y Laxe observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos. Las posibles sanciones podrían ir más allá de lo económico, afectando la reputación de un sector que lucha por mantener su sostenibilidad en un contexto de creciente regulación y demandas ambientales.
¿Es este un caso aislado o una señal de alerta para revisar los controles en las reservas marinas? La respuesta llegará, pero por ahora, la tensión en el puerto es palpable, y el futuro de estas dos embarcaciones está en manos de la Administración.