Pesca en el Atlántico: tensiones entre flotas de España y Portugal

  • Armadores portugueses acusan a barcos españoles de usar motores fuera de normativa, denunciando competencia desleal y amenazas al equilibrio en los mercados.

La tensión en el sector pesquero del Atlántico se intensifica con las recientes acusaciones de armadores portugueses hacia sus homólogos españoles, a quienes acusan de faenar con motores de mayor potencia de la permitida. Estas prácticas, aseguran, no solo suponen una infracción de las normativas vigentes, sino que además generan una “competencia desleal” que amenaza con desestabilizar el mercado pesquero internacional.

Los armadores lusos, no representados por ninguna asociación oficial, han advertido que llevarán el conflicto a las instituciones europeas si España no adopta medidas para garantizar el cumplimiento de las regulaciones comunitarias. Según su denuncia, los barcos españoles estarían utilizando motores que superan los límites legales, lo que les otorga una ventaja injusta al incrementar las capturas y reducir los tiempos en alta mar.

Un conflicto de larga data

Esta polémica se enmarca en un contexto de regulaciones compartidas que data de 2021, cuando España y Portugal firmaron un acuerdo en Luxemburgo para equiparar las condiciones del arrastre individual en aguas de ambos países. Sin embargo, los armadores portugueses alegan que, en la práctica, estas normativas no se cumplen de manera uniforme, dejando a la flota española en ventaja frente a sus competidores lusos.

A diferencia de sus homólogos españoles, los pescadores portugueses afirman que deben ajustarse estrictamente a la potencia motriz de sus embarcaciones y someterse a controles que verifican que al menos el 80 % de su potencia declarada esté operativa. Según su denuncia, la falta de un control similar en España favorece un escenario de desigualdad que repercute negativamente en sus actividades y en los precios de las especies en las lonjas.

Impacto en los mercados y el diálogo pendiente

El principal reclamo de los armadores lusos radica en que esta situación perjudica no solo a su flota, sino también al mercado internacional. Señalan que los barcos con pabellón español están desplazando a los productos portugueses al ofrecer volúmenes más altos y precios más competitivos, lo que consideran una práctica insostenible a largo plazo.

Además, acusan a la Administración pesquera española de ignorar sus demandas y priorizar los intereses de la flota nacional, algo que, según ellos, contraviene los principios del acuerdo bilateral. Para los portugueses, esta actitud refleja una falta de compromiso con la sostenibilidad y la equidad en el sector pesquero europeo.

Un futuro incierto para la pesca en el Atlántico

Mientras tanto, España ha defendido la legalidad de su flota y asegura que se realizan los controles pertinentes. Sin embargo, la falta de soluciones concretas al conflicto amenaza con escalar la disputa a un nivel comunitario, donde podría desencadenarse una revisión de las normativas actuales y sanciones para las partes involucradas.

Este enfrentamiento subraya la necesidad de un diálogo más efectivo entre ambos países y de una gestión más equitativa de los recursos pesqueros. En un sector ya golpeado por los desafíos económicos y climáticos, cualquier desbalance puede tener consecuencias devastadoras para miles de familias que dependen de la pesca.

¿Será posible encontrar un punto de equilibrio o las aguas del Atlántico seguirán agitadas por el conflicto entre estas dos flotas?