- Desde 2004, Perú lidera la producción mundial de harina de pescado, mientras España, con una caída sostenida, ve reducido su papel en este mercado estratégico.
España, históricamente una potencia pesquera, perdió su liderazgo en la producción de harina de pescado frente a Perú en 2004, un hito que marcó el inicio de una nueva dinámica global en esta industria clave. Desde entonces, Perú ha consolidado su posición como el principal productor mundial, apoyado en su eficiente gestión de recursos como la anchoveta, mientras España enfrenta una caída sostenida que la relega a un papel secundario.
En 2024, los resultados peruanos no hacen más que ampliar la brecha. La producción de harina de pescado en Perú creció un 23 % durante los primeros nueve meses del año, gracias a una exitosa segunda campaña de anchoveta que permitió capturar el 85 % del Total Admisible de Captura (TAC) de 2,51 millones de toneladas métricas. Este crecimiento, impulsado por una flota pesquera bien equipada y políticas de regulación efectivas, contrasta con la situación española, cuya producción apenas alcanza las 30.000 toneladas anuales, según el Observatorio Europeo del Mercado de Pesca y Acuicultura (EUMOFA).

El cambio de liderazgo en 2004 fue consecuencia de múltiples factores: Perú no solo dispone de una mayor abundancia de anchoveta (Engraulis ringens), sino que ha sabido adaptar su industria a la demanda global, especialmente desde Asia, donde el consumo de harina de pescado para la acuicultura sigue creciendo. Mientras tanto, España lidia con limitaciones en sus capturas, desafíos medioambientales y una industria menos competitiva en términos de tecnología y costos.
A nivel mundial, la producción acumulada de harina de pescado creció un 16 % interanual en 2024, y el éxito peruano fue clave para compensar las reducciones en otras regiones. Sin embargo, España, que antaño lideró este sector, enfrenta un panorama incierto. Aunque mantiene su relevancia en productos de alto valor agregado como el atún o las conservas, la pérdida de protagonismo en la harina de pescado plantea preguntas sobre el futuro de su industria pesquera.
Mientras Perú celebra su posición de liderazgo, España debe decidir si invertir en modernización y sostenibilidad para recuperar terreno en un mercado cada vez más competitivo. La pregunta es: ¿podrá España revertir esta tendencia o se mantendrá como un actor secundario frente a gigantes como Perú?