- El dragado de la ría del Burgo debía ser una oportunidad para el marisqueo, pero dejó más problemas que soluciones. El sector exige responsabilidades.
Un dragado que hunde el sector
El proyecto de dragado de la ría del Burgo prometía recuperar un espacio productivo clave para el marisqueo, pero dos años después del inicio de las obras, la realidad es bien distinta. La Cofradía denuncia que 24 de los 27 bancos marisqueros están en peor estado que antes, con fondos alterados, sedimentos cambiantes y una productividad en caída libre.
La incertidume en el sector es total. El que debía ser una mejora para la actividad convertiuse en un problema añadido para más de 70 familias que dependen del marisqueo. Las condiciones de la ría no permiten retomar la explotación, y las compensaciones económicas que deberían garantizar su supervivencia quedaron en punto muerto.
Responsabilidades en disputa
El conflicto entre administraciones complica aún más la situación. El Gobierno central, promotor de la obra, ofrece asumir solo la mitad de las compensaciones, mientras que la Xunta reclama que el Estado asuma la totalidad, basándose en un informe de la Universidad de Santiago que avala esta postura.

La declaración de impacto ambiental publicada en el BOE en 2017 ya advertía que el cese de la actividad se extendería hasta que los bivalvos alcanzaran tamaño comercial. La Xunta sostiene que este requisito se está incumpliendo de manera flagrante, pero el Ministerio de Transición Ecológica sigue sin dar una respuesta clara.
Un futuro incierto para el marisqueo
El marisqueo en la ría del Burgo es mucho más que una actividad económica: forma parte del patrimonio cultural y del sustento de muchas familias. Hoy, la situación está marcada por la incertidume y la falta de soluciones concretas.
Mientras las administraciones se echan las culpas, el sector marisquero agota la paciencia. Necesitan respuestas, compromisos firmes y, sobre todo, la garantía de que podrán recuperar su medio de vida antes de que sea demasiado tarde.