- Las mareas vivas dejan en Galicia una estela de fenómenos sorprendentes, desde babosas marinas en las playas de Barbanza hasta la inundación de pasarelas y la revelación de paisajes ocultos.
Las recientes mareas vivas en Galicia han generado una serie de fenómenos naturales espectaculares, que van desde la aparición de babosas marinas en las playas de Barbanza hasta inundaciones en áreas costeras e impresionantes revelaciones de paisajes ocultos. Estos episodios, que destacan por su magnitud, están vinculados a un evento que solo ocurre cada 19 años, causando un gran impacto en la costa gallega.
En la comarca de Barbanza, la marea trajo consigo a las singulares «conas de vella», unas babosas marinas cuyo aspecto inusual ha generado curiosidad entre los visitantes. Estas criaturas, arrastradas por las corrientes y enredadas en algas, han cubierto playas como las de Boiro, A Pobra y Ribeira. Santiago Parra, biólogo del Instituto Oceanográfico de A Coruña, explicó que estos animales suelen habitar en aguas poco profundas y que las mareas vivas han sido las responsables de su llegada a la costa. Aunque su aspecto puede resultar sorprendente, estas babosas son inofensivas y se recomienda devolverlas al mar si se encuentran aún húmedas.
(Video que muestra alguna de las zonas de Galicia)
Pero las babosas marinas no son lo único que las mareas vivas han revelado. En lugares como el archipiélago de las Cíes, la fuerza del mar ha inundado la pasarela que une las islas de Faro y Monteagudo, mostrando un ejemplo tangible de cómo podría aumentar el nivel del mar en el futuro debido al cambio climático. Según el Parque Nacional das Illas Atlánticas, estas mareas vivas ofrecen una visión de lo que podría suceder en escenarios extremos, como se pudo observar cuando las olas invadieron la Lagoa dos Nenos. Durante la pleamar, el agua alcanzó una altura de 4,1 metros en Vigo, un dato significativo que pone de relieve el poder de este fenómeno.

En otros puntos de la región, las mareas también han dejado imágenes impresionantes. En Rianxo, la goleta Evangelina, un barco turístico de la ría de Arousa, quedó atrapada en la arena por la fuerte bajamar, mientras que en O Parrote, decenas de personas se congregaron para observar cómo el mar superaba los cuatro metros de altura, inundando el paseo marítimo. En Betanzos, el río Mandeo se desbordó, afectando el puerto y llegando a inundar algunas zonas comerciales.

Uno de los episodios más esperados de estas mareas vivas ha sido en la playa de As Catedrais, en Ribadeo. Allí, las bajamares extremas han revelado cuevas, grutas y pasadizos que habitualmente están ocultos bajo las aguas. Esta semana, con las condiciones más favorables en 19 años, los visitantes han podido explorar áreas inaccesibles en otros momentos del año, disfrutando de las famosas formaciones rocosas y descubriendo el fascinante paisaje subterráneo que esconde este monumento natural.
Las mareas vivas no solo han generado espectáculos visuales únicos, sino que también han alimentado la reflexión sobre los posibles impactos del cambio climático en las costas gallegas. Estos fenómenos extremos, además de atraer la atención de turistas y curiosos, destacan la importancia de preservar y observar el entorno natural para comprender mejor su evolución frente a estos cambios.