- La proliferación de liebres de mar en Galicia despierta curiosidad por su ciclo vital, impacto ecológico y cómo manejarlas en las costas.
En las últimas semanas, las playas gallegas han sido escenario de un fenómeno peculiar: la llegada masiva de liebres de mar (Aplysia punctata). Estos moluscos gasterópodos, conocidos también como babosas marinas, tienen un aspecto gelatinoso y se alimentan principalmente de algas verdes, como la “lechuga de mar”. Aunque puedan resultar sorprendentes al tacto, son completamente inofensivos y no representan ningún peligro para los humanos ni para el ecosistema.
El aumento en su presencia podría estar vinculado al alza de las temperaturas del agua y a las mareas vivas, que las desplazan hacia las costas. Este año, su población parece haberse disparado, especialmente en la Ría de Arousa y la comarca del Barbanza. Las liebres de mar llegan a las playas al final de su ciclo vital, después de cumplir su misión reproductiva, un proceso que incluye la puesta de millones de huevos en forma de “espaguetis” amarillos o rosados.
Si encuentras alguna en la playa, lo ideal es devolverla al mar antes de que se deshidrate. Las autoridades y comunidades de mariscadores también solicitan precaución con sus huevos, que son fundamentales para garantizar la continuidad de esta especie autóctona, que desempeña un papel importante en el control de algas en el ecosistema marino.
Aunque su presencia puede parecer una plaga, en realidad, refleja un equilibrio natural vinculado a las condiciones ambientales. Estas liebres de mar no solo despiertan la curiosidad científica por sus características únicas, como sus glándulas defensivas y su comportamiento reproductivo, sino que también invitan a reflexionar sobre el impacto del cambio climático en los ecosistemas locales.