- Octubre en Cíes rompe récords de temperatura en el agua, marcando una tendencia preocupante que afecta la biodiversidad y amplía la temporada turística.
Este octubre, las Islas Cíes vivieron un fenómeno inusual: el agua alcanzó temperaturas propias del verano, con una media de 16,6 grados y picos de hasta 18 grados en su superficie. El Observatorio Marino del Cambio Global, a través de la plataforma Tiamat, identifica esta anomalía como parte de una tendencia generalizada de calentamiento en los mares gallegos, atribuible a olas de calor marinas y al cambio climático.
Este aumento térmico, observable desde 1982, ha transformado no solo la ecología del parque nacional sino también su calendario turístico. Las navieras, al notar el incremento de visitantes fuera de temporada, han ampliado sus rutas en otoño, aprovechando las temperaturas inusualmente cálidas que permiten disfrutar de playas como la famosa Rodas hasta bien entrado octubre.
Para los científicos, el impacto de este cambio va más allá de la economía turística. Rafael Bañón, investigador en biodiversidad marina, destaca que el aumento de la temperatura en el Atlántico Norte ha facilitado la llegada de especies tropicales a la costa gallega, alterando los ecosistemas locales. Este fenómeno preocupa a la comunidad científica, que advierte sobre la pérdida de especies autóctonas y la alteración de la cadena alimentaria marina, vital para la sostenibilidad de estos ecosistemas protegidos .
Además, el observatorio analiza la influencia del cambio climático en otros parques nacionales marinos, como Cabrera y Doñana, donde el aumento de la temperatura ha seguido una tendencia similar. Este monitoreo es crucial para adaptar estrategias de conservación y mitigación frente a los cambios en la biodiversidad y en las condiciones marinas que podrían tener consecuencias de largo alcance.
Antonio Padín, investigador del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, subraya que aunque el litoral gallego aún mantiene temperaturas moderadas gracias al afloramiento costero, este fenómeno de refrigeración no ha sido suficiente para evitar el calentamiento general. “El cambio climático está alterando patrones y provocando olas de calor más frecuentes en el Atlántico Norte, lo cual representa un desafío para la conservación de la biodiversidad en estas áreas”, puntualiza. La comunidad científica apuesta por una vigilancia constante de las temperaturas y de los ecosistemas para intentar mitigar los impactos futuros en estos espacios naturales únicos.