- El desolador panorama de la pesca en Gran Sol es un goteo continuo de bajas que afecta a toda la flota española
En los muelles gallegos, el lamento de los armadores se escucha en múltiples idiomas, reflejando una realidad desalentadora: el declive imparable de la flota pesquera española. En Celeiro y Burela, dos puertos de A Mariña, sobreviven apenas dos tercios de los pesqueros de bandera española que alguna vez surcaron los legendarios caladeros de Gran Sol. De los 300 barcos que conformaban la emblemática Flota de los 300 en 1986, solo quedan 80 activos hoy en día, un testimonio del dramático cambio en el panorama pesquero.
La sangría de la flota española es evidente, con recientes bajas que reducen aún más un censo ya mermado. A pesar de las esperanzas puestas en las subvenciones al desguace, el goteo constante de bajas continúa, dejando en la incertidumbre el futuro de la pesca en la región. La falta de relevo generacional en el sector agrava la situación, con armadores veteranos que no ven sucesores dispuestos a continuar con el legado familiar.
La disminución de la flota no es un problema localizado, sino que afecta a toda la comunidad pesquera. Desde 2006, el número de barcos en Gran Sol ha disminuido en un 58%, reflejando un declive generalizado en los caladeros internacionales. La falta de políticas efectivas y la creciente presión ambiental están exacerbando la crisis, dejando a muchos armadores sin más opción que vender sus barcos o buscar oportunidades en otros países.
El futuro de la pesca en Gran Sol y en toda la región depende de decisiones políticas y de la capacidad del sector para adaptarse a los desafíos actuales. Con un goteo continuo de bajas y un panorama cada vez más desolador, la flota española se enfrenta a una lucha por su supervivencia en unos mares cada vez más inciertos.
Paralelamente, la migración de pincheiros de Celeiro a las redes de volanta refleja la adaptabilidad del sector frente a los cambios. Aunque las vedas y la disminución de capturas en Gran Sol han afectado la pesca de pincho, la transición a la volanta ha proporcionado una alternativa viable para algunos pescadores. Sin embargo, este cambio no está exento de desafíos, ya que implica una reconfiguración de las operaciones y la adaptación a nuevos métodos de pesca.
La situación de la flota española en Gran Sol es solo un ejemplo de los desafíos que enfrenta la pesca en todo el país. La falta de relevo generacional, las políticas pesqueras restrictivas y los cambios en los ecosistemas marinos están amenazando la sostenibilidad del sector. Para garantizar un futuro próspero para la pesca española, se requieren medidas efectivas para promover la renovación de la flota, apoyar a los pescadores en la transición a prácticas más sostenibles y abordar los desafíos ambientales que afectan a los caladeros.