- La verdadera solución radica en la capacidad de la naturaleza para restaurar estos bancos marinos tan dañados.
El impacto devastador de la mortandad marina en la ría de Pontevedra el pasado otoño ha dejado a los expertos perplejos, sin poder asignarle un número concreto. En la lonja de Campelo, señalan que la cantidad de almejas fallecidas fue tan abrumadora que sería impracticable reponerlas con semillas, incluso en cantidades millonarias. Todo el proceso de regeneración ahora depende del desove natural, cuya abundancia se espera con optimismo en la comunidad pesquera.
El informe oficial de Campelo estima las pérdidas en alrededor de 1.300 toneladas de almeja japónica, 515 de berberecho, 105 de fina y cerca de 300 de babosa. Con todas las miradas puestas en el mes de abril, se espera que el desove de la almeja ofrezca una idea del ritmo de recuperación a corto plazo de los bancos marisqueros. La regeneración de estos bancos depende en gran medida de la capacidad de la naturaleza para producir una nueva generación de almejas.
Aunque las autoridades marítimas observan con optimismo el inicio de 2024, señalando una disminución en los episodios de mortalidad en comparación con el final del año anterior, aún es necesario esperar los resultados de las muestras de primavera para evaluar completamente la situación. Los meses finales de 2023 se caracterizaron por caídas prolongadas de salinidad en las Rías Baixas, lo que provocó la muerte masiva de mariscos debido a la falta de tolerancia a la baja salinidad.
La mortandad registrada en la ría de Pontevedra fue una de las más graves en décadas, lo que llevó a las cofradías locales a suspender temporalmente sus actividades de marisqueo. Esta pausa brinda una oportunidad para que los bancos se recuperen, mientras que proporciona cierta seguridad social a los trabajadores afectados. A pesar de los esfuerzos de cuidado y siembra realizados en la ría, la magnitud de la mortandad hace que las siembras sean insuficientes para compensar las pérdidas.
Desde la lonja de Campelo, se enfatiza que la siembra de cría en la ría es como un gesto simbólico frente a la magnitud del desastre. La verdadera solución radica en la capacidad de la naturaleza para restaurar estos bancos marinos tan dañados. Con tantas incógnitas aún en juego, el mes de abril se convierte en un momento crucial para evaluar el progreso y la viabilidad futura del marisqueo en la región.
A medida que la comunidad pesquera espera con ansias los resultados de las muestras de primavera, la incertidumbre y la esperanza se entrelazan en el horizonte de Pontevedra. Las próximas semanas revelarán si la naturaleza ha sido generosa con la región, proporcionando un nuevo impulso a los esfuerzos de recuperación o si los desafíos persistirán, requiriendo medidas adicionales para garantizar la sostenibilidad a largo plazo del marisqueo en estas aguas.
En conclusión, la tragedia de la mortandad marina en la ría de Pontevedra ha sacudido a la comunidad pesquera, desafiando su capacidad para adaptarse y recuperarse. Sin embargo, también ha resaltado la resiliencia y la determinación de aquellos que dependen del mar para su sustento. Con la mirada puesta en el futuro, queda por ver si la naturaleza puede restaurar lo que se ha perdido y si la industria pesquera puede recuperar su vitalidad en medio de la adversidad.