- La Comisión Europea propone declarar a la anguila especie en peligro de extinción, una medida que prohibiría su comercio y enfrenta críticas en Galicia.
La anguila europea (Anguilla anguilla) está a un paso de ser incluida en la lista de especies en peligro de extinción según la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Si se aprueba la propuesta de la Comisión Europea, la anguila pasaría del Apéndice II al Apéndice I, donde se catalogan las especies más amenazadas, como el rinoceronte o el tigre de Bengala, lo que conllevaría la prohibición total de su comercio, excepto para fines científicos.
La iniciativa, avalada por organismos como el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES), responde a la preocupante situación crítica de esta especie, cuya población se encuentra gravemente disminuida. Desde 2007, las capturas de anguila están reguladas bajo planes específicos de gestión en toda la Unión Europea, pero las últimas evaluaciones del ICES recomiendan “captura cero” como única medida para garantizar su supervivencia.
Sin embargo, Galicia ha manifestado su rechazo a esta medida. La Consellería do Mar, dirigida por Alfonso Villares, asegura que no existen datos científicos que justifiquen la declaración de la anguila como especie en peligro de extinción y ha solicitado más estudios antes de tomar una decisión definitiva. Además, advierte que esta clasificación supondría un golpe devastador para un centenar de embarcaciones gallegas que se dedican a la pesca sostenible de anguila en las rías de Vigo, Pontevedra y Ferrol. En 2024, estas pesquerías comercializaron cerca de 34 toneladas de anguila y angula, con un valor medio de 15 euros por kilo, proporcionando sustento directo a más de 35 familias.

Gonzalo Reinoso, patrón mayor de Arcade, la principal cofradía dedicada a la anguila en Galicia, critica la medida por castigar a las pesquerías sostenibles: “La explotación está controlada: pescamos menos meses, con volúmenes regulados, y llevamos observadores que monitorizan la actividad. Prohibirnos no resolverá el problema”. Reinoso también señala la necesidad de priorizar la conservación de los ecosistemas fluviales, donde la contaminación y las presas dificultan la reproducción natural de la anguila.
El debate no solo divide a pescadores y autoridades locales, sino que también abre interrogantes sobre la postura del Gobierno español de cara a la próxima Conferencia de las Partes de CITES, que se celebrará en noviembre en Uzbekistán. Mientras tanto, Galicia insiste en que sus planes de gestión garantizan una explotación responsable y sostenible de la especie, respaldados por evaluaciones trianuales y datos que, según la Xunta, muestran una recuperación gradual de la anguila en los afluentes donde se realizan repoblaciones.
A pesar de estas iniciativas locales, los informes del ICES reiteran la necesidad de medidas más estrictas a nivel europeo. Sin referencias claras sobre el tamaño poblacional ni parámetros globales, los expertos mantienen que la anguila sigue en situación crítica y que cualquier actividad extractiva podría poner en riesgo su recuperación a largo plazo.
Con una prohibición comercial sobre la mesa, la anguila europea simboliza un dilema global: cómo equilibrar la conservación de especies al borde de la extinción con el impacto social y económico que estas decisiones conllevan.