La almeja fina devuelta al mar por el alto precio mínimo

  • La almeja fina, un tesoro de los bancos gallegos, regresó al mar en Cambados tras no alcanzar los 50 euros por kilo, un precio que ahuyentó a los compradores.

En la lonja de Cambados, el pasado miércoles se vivió una situación insólita: un lote de almeja fina, esa joya autóctona de los bancos marisqueros gallegos, no encontró comprador. El motivo fue el precio mínimo fijado por la agrupación de mariscadores: 50 euros el kilo. Una cifra que, aunque pretende garantizar el valor de un producto cada vez más escaso, resultó inviable para los compradores presentes.

A las puertas de la Navidad, cuando el consumo de marisco alcanza su punto álgido, esta decisión ha generado debate. Los compradores alegan que, a ese precio, la almeja llegaría al consumidor final a un coste prohibitivo, alejándola de las mesas navideñas y comprometiendo su competitividad en el mercado. Como consecuencia, el preciado marisco terminó devolviéndose al mar.

La almeja fina, conocida por su delicado sabor y su exclusividad, se ha convertido en un producto raro en las lonjas gallegas debido a la sobreexplotación de los bancos marisqueros y a la presión del mercado. Este episodio en Cambados pone de relieve la tensión entre proteger el valor de un recurso natural y adaptarse a las dinámicas comerciales.

El dilema no solo afecta a los mariscadores, que buscan un precio justo para su trabajo, sino también a los compradores y consumidores, quienes deben equilibrar calidad, sostenibilidad y coste. La pregunta es si este tipo de medidas, aunque bien intencionadas, logran su objetivo o terminan perjudicando a todos los actores de la cadena.

Por ahora, la almeja fina vuelve al mar, pero el desafío sigue sobre la mesa: ¿cómo garantizar la supervivencia de este tesoro gallego sin perder su lugar en el mercado?