- Galicia asegura cuotas históricas en jurel y mejora en rape y gallo en aguas ibéricas, pero enfrenta recortes significativos en el Gran Sol, un golpe para su flota.
Galicia se encuentra en una encrucijada tras el acuerdo europeo que fija las posibilidades de pesca para 2025 en el Atlántico, Mediterráneo y otras aguas clave. Aunque la flota de litoral celebra avances importantes, los recortes en el Gran Sol suponen un desafío económico y estratégico para el sector.
Avances en el litoral gallego
El pacto alcanzado en Bruselas mantiene la cuota de merluza en aguas ibéricas y amplía las de rape (+17 %) y gallo (+23 %). Además, se reabre la pesca dirigida de jurel al norte de Fisterra, con una cuota que cuadruplica las posibilidades actuales, tras años de restricciones. Esto supone un gran alivio para la flota del Cantábrico Noroeste, especialmente tras las recomendaciones de cuotas cero en temporadas pasadas.
Sin embargo, la cigala sigue cerrada en aguas gallegas, mientras que las posibilidades para Asturias se duplican. En cuanto al jurel al sur de Fisterra, se enfrenta a un recorte del 66 %, aunque este impacto es menor debido a la escasa pesca en esta zona durante los últimos años.
El duro golpe del Gran Sol
En los caladeros de Gran Sol, donde Galicia tiene una fuerte presencia, las noticias son menos alentadoras. Las cuotas de merluza se reducen un 20 % (frente al 28 % inicialmente propuesto), lo que deja un total de 32.479 toneladas disponibles. Según el conselleiro de Mar, Alfonso Villares, este recorte podría suponer una pérdida económica de hasta 53 millones de euros. También se aplican reducciones menores al rape (-1 %) y al gallo (-3 %) en áreas como Escocia e Irlanda.

El pacto con el Reino Unido, enmarcado en el Acuerdo de Comercio y Cooperación post-Brexit, establece en tiempo récord los límites para 81 stocks compartidos. Sin embargo, el impacto económico de estos recortes ha suscitado críticas hacia el Gobierno español, con voces como la de Villares exigiendo mayor firmeza en la defensa de los intereses gallegos.
Un Mediterráneo más flexible
En el Mediterráneo, las negociaciones evitaron una reducción drástica del esfuerzo pesquero, que inicialmente preveía que las flotas trabajaran apenas 27 días al año. Gracias a medidas compensatorias, los pescadores podrán mantener niveles de actividad similares a los de 2024 si implementan prácticas más selectivas y sostenibles. Estas incluyen el uso de mallas específicas y la limitación de capturas en ciertas áreas. Además, el Fondo Europeo Marítimo de Pesca y Acuicultura (Fempa) financiará la transición hacia estos métodos.
Una estrategia de equilibrio
El ministro de Pesca, Luis Planas, ha calificado el acuerdo como “positivo”, destacando que equilibra sostenibilidad y viabilidad económica. Sin embargo, las críticas desde Galicia y otros sectores apuntan a que los recortes, especialmente en el Gran Sol, ponen en riesgo la competitividad de una flota que representa la esencia económica y cultural de la región.
Galicia mira hacia 2025 con cautela: mientras celebra las oportunidades en el litoral, se prepara para afrontar los desafíos que llegan desde aguas más profundas. La pesca, un sector vital para la comunidad, sigue siendo un reflejo de su capacidad de adaptación frente a las complejidades políticas y ambientales de Europa.