- La veda del pulpo en Galicia se aplicará en mayo y junio, sumándose a una parada biológica en abril para garantizar la sostenibilidad del recurso y apoyar al sector.
La pesca del pulpo en Galicia entra en una nueva fase de regulación con el objetivo de garantizar su explotación sostenible. A partir de este año, la flota deberá respetar una veda de dos meses, en mayo y junio, además de una parada biológica en abril, tal y como se ha acordado en la última reunión de la comisión de seguimiento del plan de gestión del cefalópodo.
Esta medida responde a la necesidad de proteger la reproducción del pulpo y mejorar la viabilidad de su pesquería, ajustando el periodo de extracción al ciclo biológico de la especie. La prohibición de capturas se aplicará en todas las aguas donde Galicia tiene competencias, afectando tanto a la pesca profesional con nasa como a la pesca recreativa.
Un acuerdo clave para la sostenibilidad del sector
Una de las principales novedades de este plan es que la parada biológica de abril contará con apoyo económico para los profesionales afectados, a través del Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y Acuicultura (FEMPA). Esto supone un respaldo clave para el sector, asegurando que la veda no solo beneficie al recurso marino, sino que también garantice unas mejores condiciones laborales para los trabajadores del mar.

Por otro lado, tras la veda, en julio se retomará la actividad extractiva sin cambios en los límites de capturas ni en las especies acompañantes permitidas. Además, los horarios de pesca se mantendrán, según se establecerá en el Diario Oficial de Galicia (DOG).
Ciencia y gestión sostenible para el futuro del pulpo gallego
El plan 2025-2026 ha sido diseñado en colaboración con el sector pesquero, buscando equilibrar la conservación de la especie y la rentabilidad de la flota. Para ello, se han analizado las mejores fechas para la veda, considerando tanto el desove del pulpo como la presencia de alevines.
Con esta estrategia, Galicia refuerza su apuesta por una pesca responsable y regulada, asegurando la viabilidad del sector a largo plazo y la disponibilidad de un recurso clave para la economía y la gastronomía gallega.