Galicia blinda el futuro del marisqueo con 123 millones

  • El Plan de Competitividad y Sostenibilidad 24-25 busca asegurar la viabilidad del marisqueo gallego con una inversión en ayudas, infraestructuras e investigación.

En un contexto marcado por la incertidumbre ambiental y la exigencia creciente de sostenibilidad, el marisqueo gallego intenta garantizar su futuro apoyándose en la ciencia, en la modernización y en un nuevo modelo de gestión colectiva. En ese marco, el conselleiro del Mar, Alfonso Villares, se reunió recientemente con los representantes de las Federaciones de Cofradías de Pescadores para hacer balance de las actuaciones desarrolladas en el marco del Plan de Competitividad y Sostenibilidad del Marisqueo 2024-2025, que moviliza 123 millones de euros en apoyo al sector.

La hoja de ruta de la Xunta, articulada a través de la Consellería del Mar, apuesta por un modelo de crecimiento basado en la sostenibilidad presente y futura de la actividad marisquera. Entre las medidas salientables figuran dos órdenes de ayuda específicas, con un presupuesto conjunto de 2,2 millones de euros, destinadas a la recuperación de hábitats marinos y costeros con impacto directo en especies de interés marisquero. El objetivo es claro: evitar el abandono de zonas productivas y mejorar la productividad de los bancos marisqueros sin comprometer sus ciclos ecológicos.

Junto a esto, la administración gallega también activó una línea de 9 millones de euros para proyectos colectivos de modernización y mejora de infraestructuras portuarias, incluyendo actuaciones que refuercen la sostenibilidad ambiental y económica de la pesca artesanal. Un dato a destacar es el incremento de la inversión máxima por proyecto hasta los 75.000 euros, con el añadido de que el 20% diera presupuesto puede destinarse a compensaciones económicas para los mariscadores y mariscadoras participantes, algo muy valorado por las cofradías.

La ciencia como aliada

Uno de los pilares estratégicos del plan es la apuesta por la investigación. El Gobierno gallego puso en marcha una batería de iniciativas y centros que trabajan de la mano con el sector para analizar los factores que condicionan la productividad marisquera y diseñar medidas mitigadoras. Solo en este ámbito, la inversión pública asciende a 24 millones de euros, canalizados a través de entidades como Intecmar, CETMAR, el CIMA, el Programa de Ciencias Marinas o la red Redemar, que promueve la cooperación entre los centros de conocimiento y los profesionales del mar.

Esta estrategia complementa los programas de asistencia técnica a las cofradías, el Plan de I+D+i marino y el Observatorio Costero de Galicia, que permiten contar con datos actualizados sobre el estado de los bancos, el impacto del cambio climático y las perspectivas de producción a medio plazo. También destaca la colaboración con las universidades gallegas, clave para avanzar en la obtención de semillas más resistentes y en la mejora genética de las especies, así como en la evaluación de la viabilidad de las zonas marisqueras más afectadas por la variabilidad ambiental.

Un sector que resiste y se adapta

El encuentro entre Villares y las cofradías dejó un mensaje claro: la margen de maniobra del sector depende de su capacidad para adaptarse, profesionalizarse e innovar, pero también de la existencia de una política pública sólida que entienda sus tiempos, ciclos y necesidades. El Plan de Competitividad y Sostenibilidad busca ser esa base, combinando inversión directa, soporte técnico y colaboración científica.

En un momento en el que los efectos del cambio climático, la presión extractiva y los cambios en el comprado hacen temblar las bases del marisqueo tradicional, Galicia parece dispuesta a defender uno de sus sectores productivos más simbólicos y sensibles con un enfoque integral, multidisciplinar y centrado en las personas del mar.

Porque el futuro del mar gallego —y de las comunidades costeras que de él viven— también se construye con ciencia, ayudas bien dirigidas y un profundo respeto por los recursos que nos da.