El incidente de la fragata rusa *Shtandart*, una réplica de un barco del siglo XVIII, ha puesto en relieve las tensiones actuales entre Rusia y la Unión Europea en medio del conflicto en Ucrania. El barco, que se presenta como una nave escuela y museo, fondeó sin autorización en la ría de Arousa, Galicia, desafiando las sanciones impuestas por la UE a las embarcaciones rusas.
La situación en Arousa
Desde el viernes, el *Shtandart* permaneció fondeado frente a A Illa, después de haber sido rechazado en los puertos de Vigo y A Coruña. La Asociación Galega de Axuda a Ucraína (AGA-Ucraína) denunció su presencia, argumentando que, pese a su carácter educativo, el barco debía cumplir con las sanciones. La Capitanía Marítima de Vilagarcía, responsable de la seguridad de la navegación en la ría, no tenía constancia de ninguna solicitud de autorización por parte de la fragata, lo que llevó a una intervención decisiva.
Argumentos y acciones
El capitán de la nave, Vladimir Martus, alegó que el *Shtandart* estaba en ruta para participar en el festival Iacobus Maris Experience en Vigo y que la negativa de último minuto complicó sus planes logísticos y de cambio de tripulación. Martus también afirmó que el barco padecía una avería que impedía su maniobra y que necesitaban provisiones de agua y alimentos. Sin embargo, tras una inspección, se confirmó que la nave contaba con suficiente suministro y que la avería no afectaba su capacidad de navegar.

Contexto internacional
Este incidente se enmarca en un contexto de fuertes sanciones impuestas por la UE a Rusia tras la invasión de Ucrania. Según las normativas, los barcos con pabellón ruso tienen prohibido tocar puertos comunitarios, aunque existen excepciones en casos de emergencia humanitaria. El *Shtandart*, pese a cambiar su bandera a la de las islas Cook, sigue enfrentando restricciones debido a su conexión original con Rusia, un movimiento que muchos, incluida la AGA-Ucraína, consideran un intento de eludir las sanciones.
Desenlace
Finalmente, la Capitanía Marítima de Vilagarcía ordenó la expulsión del *Shtandart* a aguas internacionales, escoltado por dos patrulleras de la Guardia Civil y un remolcador de Salvamento Marítimo. Allí deberá esperar a su nueva tripulación y gestionar cualquier emergencia con el auxilio necesario. La fragata, que apagó sus comunicaciones durante cuatro días y solo estableció contacto después de fondear, continuará su misión educativa fuera de las aguas territoriales españolas, al menos por el momento.
Reflexión
Este incidente subraya las complejidades y desafíos de aplicar sanciones en el contexto marítimo, especialmente cuando se trata de embarcaciones con propósitos aparentemente inofensivos como la educación y la cultura. La situación en Arousa destaca la necesidad de una vigilancia constante y la capacidad de respuesta de las autoridades marítimas para garantizar el cumplimiento de las sanciones internacionales y mantener la seguridad en sus aguas.