- La Marteilia cochillia, que arrasó con el berberecho en Arousa, afecta ahora a los bancos de Ares y Betanzos, donde la Consellería evalúa el alcance de la crisis.
Un nuevo golpe para el marisqueo: el parásito Marteilia cochillia, responsable de la dramática desaparición del berberecho en la ría de Arousa hace una década, ha alcanzado ahora los bancos de Ares y Betanzos. Esta semana, la Consellería do Mar convocó a las cofradías de la zona para informarles de que los análisis del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar) han confirmado la presencia de este patógeno, letal para el bivalvo pero inocuo para el consumo humano.
La noticia pone nombre a una catástrofe que los mariscadores ya intuían: la alarmante disminución de capturas y la presencia de berberechos muertos en los bancos habían encendido las alarmas en la cofradía de Miño, la principal afectada. En 2023, sus mariscadores recolectaron más de 22.500 kilos de berberecho, generando 151.000 euros. Este año, el desplome es palpable: solo han vendido algo más de una tonelada, con ingresos que apenas superan los 13.500 euros. La situación es crítica, y, en palabras de José Antonio Anido, patrón mayor de Miño, la estrategia es clara: “Vamos a recoger lo que esté vivo.”
Miño, centro neurálgico de la producción de berberecho en toda la zona VII —que abarca desde A Coruña hasta Ferrol— ha visto en la especie un recurso esencial, casi tan importante como la almeja fina y japónica, especialmente para una cofradía que, con 22 miembros, apenas cuenta con 14 mariscadores en activo. En Pontedeume, la producción también ha caído drásticamente: solo 2,5 kilos de berberecho vendidos frente a los casi 3.000 del año anterior.
Ante la crisis, la Consellería ha intensificado los muestreos para medir el impacto de la plaga. Sin embargo, el pesimismo se extiende en las cofradías de Ares y Betanzos. Los mariscadores temen un episodio de mortalidad similar al vivido en Arousa, Pontevedra y Vigo, donde la Marteilia cochillia devastó los bancos en 2012.
Mientras tanto, en la ría vecina de Ferrol, los biólogos siguen de cerca la evolución del berberecho. Aunque allí no se ha detectado la Marteilia, los últimos dos años también han sido difíciles debido a fluctuaciones naturales en la población del bivalvo, según explica Félix Cerqueira, biólogo del pósito ferrolano.
El impacto en los bancos de Ares y Betanzos abre una nueva herida en el sector marisquero, que depende de la viabilidad de estos ecosistemas para asegurar el sustento de miles de familias. La incertidumbre ante la presencia del parásito impulsa un llamado urgente a la colaboración de administraciones y científicos para proteger un recurso que no solo es vital para la economía local, sino también para la tradición marisquera de Galicia.