El cambio climático eleva la temperatura del mar en España y en el resto del mundo

El impacto del calentamiento global se hace cada vez más evidente en los mares y océanos del planeta. En España, los efectos se han sentido especialmente en las aguas del Mediterráneo y el Cantábrico, donde este verano se han registrado temperaturas récord. El Mediterráneo alcanzó los 31,87 ºC el pasado 12 de agosto en la boya situada en el islote de Dragonera, en Baleares, superando así el máximo de 31,36 ºC registrado en 2022. Este fenómeno no solo afecta al Mediterráneo, sino también a otras masas de agua en todo el mundo, marcando una tendencia preocupante de aumento de las temperaturas marinas a nivel global.

Temperaturas extremas en los mares españoles

La Red de Boyas de Puertos del Estado, que monitorea la temperatura del agua en distintos puntos de la costa española, ha confirmado otros récords este verano. En el mar Cantábrico, la boya de Bilbao/Vizcaya registró una temperatura de 25,13 ºC el 11 de agosto, mientras que en el Cabo de Gata, en el Mediterráneo, la temperatura llegó a los 28,61 ºC el 21 de agosto.

Estos valores son inusualmente altos y reflejan los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas marinos. A medida que las temperaturas del agua aumentan, se generan cambios en las corrientes marinas y en la biodiversidad, afectando tanto a la fauna y flora local como a la industria pesquera. La Red Exterior de Boyas, que incluye 15 puntos de medición en aguas profundas, y la Red Costera, con 12 ubicaciones cercanas a playas y puertos, muestran un aumento sostenido de las temperaturas en los últimos años.

A pesar de que la Red Costera no superó el récord absoluto de 30,6 ºC registrado en julio de 2023 en Melilla, en otros puntos como Tarifa (26,1 ºC) y Algeciras-Punta Carnero (27,3 ºC), ambas el 31 de agosto, se alcanzaron cifras alarmantes.

Un fenómeno global

El aumento de las temperaturas del mar no es exclusivo de España. A nivel global, los océanos están absorbiendo la mayor parte del calor generado por el cambio climático, lo que provoca incrementos generalizados en su temperatura. Según datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. (NOAA), el océano Atlántico ha experimentado un aumento de temperatura constante en las últimas décadas, afectando tanto a las corrientes como a la vida marina. En el mar Caribe, las temperaturas también están subiendo, con graves consecuencias para los corales, que se están blanqueando y muriendo a un ritmo alarmante.

El océano Pacífico tampoco se libra de este fenómeno. Durante eventos como El Niño, se observan aumentos significativos de la temperatura del agua, lo que provoca alteraciones en los patrones climáticos, desde sequías hasta inundaciones en distintas partes del mundo. La región del Pacífico Sur, en particular, ha registrado temperaturas superficiales del agua más altas de lo habitual, afectando a especies marinas como el atún y provocando la migración de peces hacia aguas más frías.

  • Consecuencias ecológicas y económicas

El incremento de la temperatura del agua tiene efectos directos sobre los ecosistemas marinos. Las especies que dependen de aguas frías, como el bacalao en el Atlántico Norte o el pulpo en las costas españolas, ven reducidas sus poblaciones. El aumento de la temperatura del mar también favorece la proliferación de especies invasoras, como medusas y algas tóxicas, que compiten con las especies autóctonas y alteran los equilibrios ecológicos.

Además, el calentamiento de los océanos influye en la subida del nivel del mar. A medida que el agua se calienta, se expande, contribuyendo al aumento del nivel del mar y poniendo en riesgo a las zonas costeras. Este fenómeno, sumado al derretimiento de los glaciares, podría tener consecuencias devastadoras para millones de personas que viven en áreas bajas y dependen de la pesca y el turismo costero para subsistir.

  • Monitoreo y soluciones globales

En un esfuerzo por mitigar los efectos del calentamiento global, España y otros países están intensificando el monitoreo de las temperaturas marinas. La red de radares de alta frecuencia y los datos del satélite europeo Sentinel-3, dentro del programa Copernicus de la Unión Europea, ofrecen una herramienta esencial para vigilar los cambios en los océanos y prever sus consecuencias. Sin embargo, la lucha contra el cambio climático requiere de acciones más contundentes a nivel internacional, como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la adopción de políticas que promuevan la sostenibilidad en el uso de los recursos marinos.

El aumento de la temperatura del mar es un claro indicador del impacto del cambio climático en nuestro planeta. España, junto con el resto del mundo, enfrenta el reto de adaptarse a estos cambios y proteger sus ecosistemas marinos, de los que dependen tanto su biodiversidad como su economía.