- Dos generaciones, una visión global: A Poutada, desde Ribeira, convierte la pesca artesanal en un negocio internacional, manteniendo raíces locales.
En 1974, el puerto de Ribeira vibraba con la actividad de una flota pesquera en auge. Ricardo Pérez Queiruga, maestro, empleado de banca y entonces patrón mayor de la Cofradía de Carreira y Aguiño, veía algo más que barcos y anzuelos. Desde una pequeña tienda de efectos navales frente al puerto, fundó A Poutada, con un objetivo claro: ofrecer soluciones accesibles a los pescadores locales. Nadie imaginaba que esta sencilla iniciativa se convertiría, 50 años después, en el núcleo de un grupo empresarial que factura 30 millones de euros y opera en mercados internacionales.
Una visión compartida: el padre y sus hijos
Ricardo Pérez Queiruga no solo fue un emprendedor visionario, también supo transmitir valores de trabajo y compromiso a sus ocho hijos. Entre ellos, Enrique y Francisco Pérez Sobrido asumieron el timón del negocio familiar con una mezcla de respeto por el legado y ambición por innovar. Hoy, A Poutada es la última fábrica de anzuelos de Europa, y su alcance va mucho más allá de Ribeira, exportando productos a puertos de todo el mundo y enfrentando la competencia global con una apuesta inquebrantable por la calidad.
El grupo, con sede social en Ribeira, ha sabido diversificar su actividad para adaptarse a las necesidades del sector pesquero. A la tienda original se sumaron empresas como Bramaris, Fripalsa, Náutica A Poutada y Porexgal, cubriendo desde la fabricación de anzuelos hasta la producción de cajas de poliestireno, esenciales en el comercio pesquero.

Ribeira: cuna de la pesca y la innovación
Ribeira no es solo el primer puerto de bajura de España; es el alma de un grupo empresarial que nació para fortalecer a sus flotas y que hoy conecta las aguas gallegas con los principales mercados internacionales. La relación de la familia Pérez Sobrido con el mar va más allá de los negocios: su expansión siempre ha tenido como eje central las necesidades de los pescadores locales. Desde la carnada para barcos palangreros hasta innovaciones como anzuelos preensamblados en Cabo Verde, cada decisión empresarial ha estado guiada por un profundo conocimiento del sector.
A Poutada: resistencia en un mercado global
La resiliencia de A Poutada frente a los desafíos no ha sido casual. Cuando el acuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos tambaleó en los años 90, poniendo en peligro su principal mercado de anzuelos, el grupo diversificó su oferta. Y cuando las fábricas europeas cerraron una a una, A Poutada resistió, manteniendo la fabricación en Ribeira y asegurando la calidad a través de procesos manuales, incluso en su factoría en Cabo Verde.
Hoy, sus anzuelos compiten con productos asiáticos en precio, pero los superan en durabilidad y precisión, atributos esenciales en un sector donde un pequeño fallo puede costar una captura completa.

Medio siglo de historia, y un futuro por escribir
A Poutada no solo celebra 50 años de actividad, sino también el legado de una familia que transformó una tienda frente al puerto en una multinacional con raíces profundas en Ribeira. Su historia es un reflejo del espíritu emprendedor gallego, donde la tradición y la innovación convergen para sostener no solo a un negocio, sino a una comunidad entera.
Desde Ribeira, Enrique y Francisco Pérez Sobrido siguen guiando la empresa con la misma determinación que su padre, manteniendo vivo un legado que ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su esencia. A Poutada no solo fabrica anzuelos, teje conexiones entre generaciones, puertos y mercados, con Ribeira como su ancla en el mundo.