Conflictos y retos en los nuevos planes del percebe en Galicia

  • Los nuevos planes de gestión del percebe en Galicia generan divisiones en el sector, marcados por restricciones, conflictos territoriales y cambios en la normativa.

El percebe gallego, uno de los recursos más emblemáticos y codiciados de las costas de Galicia, inicia el 2025 envuelto en controversias. La publicación en el Diario Oficial de Galicia (DOG) de los nuevos planes trienales de gestión ha desatado un intenso debate entre los mariscadores, que denuncian medidas que consideran perjudiciales tanto para su labor como para la sostenibilidad del recurso.

Entre las principales novedades, la Consellería do Mar ha delimitado de forma estricta las zonas de trabajo, estableciendo espacios exclusivos para la extracción de percebe (ZEP) y otros compatibles con la recolección de mejilla (ZEM). Si bien estas demarcaciones buscan reducir conflictos entre mariscadores a pie y a flote, en la práctica han exacerbado las tensiones, especialmente en la Costa da Morte. Sectores como los de Camelle, Corme o Muxía han señalado que las nuevas normativas ignoran las particularidades locales, como el comportamiento del oleaje o las capacidades de los trabajadores, y dificultan el acceso seguro a los bancos.

Restricciones que dividen

El punto más polémico radica en las restricciones al acceso a pie para los mariscadores con permiso de a flote. Según la normativa, solo podrán trabajar desde tierra cuando las condiciones del mar sean extremadamente adversas, una medida que muchos consideran arbitraria y peligrosa. “No tiene en cuenta las características de cada zona ni los riesgos que asumimos cada día”, denuncian desde Muxía, recordando que intentos similares en el pasado fueron desestimados por los tribunales, que otorgaron a los patrones la decisión sobre las condiciones de trabajo.

La situación ha generado divisiones internas en algunas agrupaciones, ya que los mariscadores exclusivamente a pie no se ven afectados por estas restricciones, lo que complica la unidad del sector.

Doble pesaje y vigilancia limitada

Otra de las novedades que ha generado críticas es la implementación de un doble pesaje del percebe. Los mariscadores deberán registrar el peso en la zona de extracción y, posteriormente, pasar por un control en la lonja para emitir la guía de transporte. Esta medida, aunque orientada a garantizar la trazabilidad del producto, ha suscitado preocupaciones en lugares como Corme, donde la falta de personal para la vigilancia podría debilitar el control en los bancos.

Santuarios y planes plurianuales

Por primera vez, los planes de gestión incluyen los llamados “santuarios” de percebe, áreas donde la extracción queda reservada exclusivamente para este recurso. Aunque en algunos puntos, como Camelle, estas delimitaciones no han generado conflictos, en otros, como Corme, se perciben como una amenaza para las zonas de producción habituales.

El DOG también establece la renovación de planes para otros recursos como la anémona, la navaja o la oreja de mar, cuyo interés ha decaído salvo excepciones, como el plan en Fisterra y Lira. Además, los planes permiten la compatibilidad de la extracción de mejilla y percebe en áreas concretas, aunque esta decisión ha sido fuente de roces entre sectores.

Un desafío para el sector

El percebe es más que un recurso económico en Galicia: es una identidad y un modo de vida. Sin embargo, las medidas actuales, diseñadas para garantizar la sostenibilidad, han generado malestar y divisiones. La falta de consenso entre los colectivos a pie y a flote, sumada a los desafíos de la vigilancia y las restricciones, evidencia la necesidad de replantear estas políticas con mayor participación del sector.

Con estos planes en marcha, el percebe gallego enfrenta un reto clave: encontrar el equilibrio entre la explotación responsable y las realidades de los mariscadores, evitando que las tensiones internas pongan en riesgo un recurso tan valioso para la economía y la cultura de Galicia.