- La veracidad de los testimonios en el naufragio del Villa de Pitanxo se convierte en el centro de la investigación, mientras las autoridades buscan discernir entre intereses institucionales y personales
El testimonio del inspector de la Capitanía Marítima de Vigo, en el que aseguró que el Villa de Pitanxo cumplía íntegramente con las medidas de navegabilidad y seguridad legalmente exigibles, plantea una nueva perspectiva en la investigación del trágico naufragio. Según la declaración facilitada por la defensa de la armadora, el inspector afirmó que no se constató ninguna deficiencia en el buque durante la inspección oficial. Además, confirmó que el barco disponía de 24 chalecos y trajes de supervivencia, coincidiendo con la cantidad especificada en los planos del buque, y que los equipos de seguridad estaban en buen estado y homologados.
Esta declaración parece favorecer los intereses de la armadora, ya que sugiere que el barco estaba en conformidad con las regulaciones de seguridad, lo que podría eximirles de responsabilidad en el naufragio.
Sin embargo, estas afirmaciones chocan con las discrepancias encontradas en el informe provisional de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim). Según este informe, el Certificado de Navegabilidad en vigor establecía un número máximo de personas autorizadas a bordo de 22, mientras que el inventario de equipo adjunto al certificado de conformidad indicaba la disponibilidad de medios de salvamento para 22 tripulantes. Aunque el barco contaba con dos balsas salvavidas con capacidad para 25 personas cada una, el número de trajes de supervivencia, según los certificados, era de 22.
La contradicción entre las declaraciones del inspector y el informe oficial genera interrogantes cruciales sobre la veracidad de los testimonios presentados ante la Audiencia Nacional. ¿Quién está realmente diciendo la verdad? Si la versión del inspector se alinea con el informe, se cuestiona la exactitud de las declaraciones del marinero superviviente, Samuel Koufie.
Por otro lado, se plantea la posibilidad de que la declaración de Koufie favorezca los intereses propios y de los otros marineros fallecidos y desaparecidos en el mar, cuyos cadáveres no se recuperaron. Es posible que su testimonio haya sido influenciado por el deseo de obtener beneficios e indemnizaciones para las familias de sus compañeros de tripulación.
Esta situación sugiere que el inspector podría estar respaldando a la armadora para salvaguardar sus intereses económicos o legales, mientras que Koufie podría estar buscando justicia para sus compañeros fallecidos y sus familias.
En última instancia, mientras las autoridades buscan esclarecer la verdad detrás del trágico suceso, se enfrentan al desafío de discernir entre testimonios contradictorios y determinar quién está motivado por intereses personales o institucionales. La búsqueda de justicia para las víctimas del naufragio requiere una exhaustiva investigación que pueda arrojar luz sobre las circunstancias exactas que llevaron a esta tragedia en alta mar.