Cofradías e armadores levantan la voz en Bruselas

  • Cofradías y armadores trasladan a la UE un mensaje común: sin políticas coherentes, la pesca europea está condenada al colapso.

Bruselas escucha… pero la pesca exige respuestas ya

La escena se repite: un nuevo comisario europeo, discursos conciliadores, y un sector pesquero que, aunque agradece el gesto, ya no vive de promesas. Esta vez fue Costas Kadis quien escuchó de primera mano la advertencia: si la UE sigue legislando sin pisar los muelles, acabará vaciando el mar… de flotas y de futuro. La reunión con Cepesca en Madrid y el encuentro con la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores en el Mediterráneo fueron dos avisos en una misma dirección: hay que cambiar el rumbo.

Una ofensiva sectorial desde todos los frentes

Por un lado, Cepesca, en representación de la pesca industrial —con fuerte peso gallego— trasladó en el Ministerio de Agricultura las incoherencias entre el discurso político europeo y la asfixia normativa que vive el sector. Por otro, las cofradías de pescadores del Mediterráneo —de Cataluña a Andalucía— expusieron en persona a Kadis los estragos de una gestión alejada de la realidad pesquera.

Ambas reuniones coincidieron en una demanda clave: que Bruselas escuche al mar antes de legislar.

Lo que se pide: menos ideología, más conocimiento de puerto

Entre las principales reivindicaciones planteadas por Cepesca

  • Revisión del Reglamento del Mediterráneo, que impone más recortes de días sin tener en cuenta los avances sostenibles ya logrados.
  • Rectificación del cierre de 87 zonas a la pesca de fondo, que ha dañado artes tradicionales como el palangre, sin evidencia científica concluyente.
  • Reforma profunda de la Política Pesquera Común (PPC), tras una década de declive: la flota se ha reducido un 28%, el empleo un 33% y la rentabilidad no remonta.

Por su parte, las cofradías insistieron en la necesidad de:

  • Evitar la doble regulación sobre especies como la gamba roja, donde se combina un límite de días de pesca y una cuota general, lo que hace inviable la actividad.
  • Aumentar la cuota de atún rojo para la pesca artesanal, ya que los 400 kg actuales resultan irrisorios ante un stock que está en claro crecimiento.
  • Simplificar la normativa europea, especialmente para las pequeñas embarcaciones, ahogadas por la burocracia.

La pesca artesanal también alza la voz

El presidente de la Federación Nacional de Cofradías, José Basilio Otero, valoró positivamente el encuentro con Kadis, aunque dejó claro que 2025 debe marcar un punto de inflexión. De lo contrario, 2026 podría ser aún más dramático para las flotas del Mediterráneo y del Atlántico. El comisario, por su parte, prometió mantener el contacto directo con el sector y visitar más puertos.

Pero el sector ya no se conforma con visitas. Necesita acción.

Galicia, ejemplo de lo que está en juego

En Galicia, donde la pesca no es solo economía sino identidad, estas políticas tienen consecuencias demoledoras. La reducción de caladeros, la presión normativa y la competencia exterior están configurando una tormenta perfecta que puede desmontar una estructura marinera construida durante siglos.

El caso gallego también muestra otra paradoja: mientras el 70% del pescado que se consume en la UE proviene de terceros países, aquí se castiga a las flotas con normas cada vez más exigentes.

Descarbonizar sin hundir la flota

La flota europea apenas representa un 0,01% de las emisiones globales, pero aún así se le exige liderar la transición energética. El sector no se niega, pero reclama acceso a financiación del FEMPA, alternativas técnicas reales y marcos legislativos viables. Si no, la descarbonización será otro motivo para amarrar los barcos… esta vez para siempre.

¿Y el Pacto Azul?

Uno de los temores más compartidos en las reuniones fue el rumbo que puede tomar el futuro Pacto Europeo por los Océanos. Si este pacto se construye solo desde el ambientalismo más rígido, ignorando la convivencia con la pesca tradicional, será una oportunidad perdida. El sector reclama ser reconocido como pilar de sostenibilidad, empleo y soberanía alimentaria.

El mar no espera

El mensaje ha sido claro y coral: la pesca quiere seguir siendo parte del presente y del futuro del mar europeo. Pero no puede hacerlo con políticas que, bajo la bandera verde, cierran caladeros, hunden embarcaciones y expulsan a generaciones enteras del litoral.

Bruselas tiene la palabra. Pero el mar, esta vez, no se quedará callado.