- En Carnota, la “Terra Meiga” de Galicia, la naturaleza se convierte en magia, revelando espejismos que desafían la realidad y evocan antiguas leyendas.
En la mística tierra de Carnota, donde la Galicia mágica se despliega en todo su esplendor, suceden fenómenos que desafían la lógica y avivan las leyendas. Este rincón de la “Terra Meiga” es un lugar donde lo extraordinario se encuentra con la naturaleza, y este pasado sábado, la playa más extensa de Galicia fue testigo de un fenómeno tan enigmático como fascinante: la “Fata Morgana”.
Los que paseaban por la playa de Carnota, atraídos por la suave brisa marina y el canto de las olas, se encontraron con una visión desconcertante. A lo lejos, en el horizonte, donde normalmente solo se vería la línea del mar, emergían edificios imposibles, muros elevados que parecían desafiar la gravedad al alzarse sobre las aguas. Pero lo que parecía real a simple vista no era más que un espejismo, un juego de luces y sombras que transformó la costa gallega en un escenario de cuento.
Este fenómeno, bautizado con el nombre de la legendaria hechicera Morgana, quien en las antiguas leyendas artúricas era capaz de crear ilusiones y engañar a los incautos, ocurre cuando el sol calienta de manera desigual la atmósfera sobre el mar y la tierra. El aire se estratifica en capas de diferentes temperaturas y densidades, y los rayos de luz se curvan al atravesarlas. Así, lo que el ojo humano percibe es una imagen distorsionada de la realidad, una ilusión óptica que convierte lo ordinario en sobrenatural.
Pero este no es el único fenómeno que hace de Carnota un lugar cargado de misterio. Los antiguos de la región hablan también de las “mares de ardora”, aquellas noches en que las olas del mar parecen encenderse con una luz fantasmagórica, creando una atmósfera que recuerda a los antiguos rituales paganos que se celebraban en honor a las fuerzas de la naturaleza. Este resplandor, causado por la bioluminiscencia de microorganismos marinos, añade una capa más de encanto a una tierra donde lo real y lo mágico se entrelazan.
Carnota es más que una playa; es un portal a una Galicia ancestral, donde las *meigas* aún pueden estar al acecho y donde la naturaleza no solo se observa, sino que se vive como un ser lleno de vida y misterio. La próxima vez que visites esta tierra mágica, recuerda que lo que ves puede no ser siempre lo que es, y que en Carnota, lo imposible parece tener cabida.