- Con más de 300 mariscadores, Barbanza inicia una temporada crucial de captura de volandeira, percebe y almeja en Rianxo, Aguiño y Ribeira, con esperanzas de recuperación económica tras un año de baja producción.
Noviembre marca el inicio de una de las temporadas más esperadas por los mariscadores de Barbanza. Tras un año duro, en el que las inclemencias del tiempo y la escasez de bivalvo forzaron paradas de actividad, el comienzo de las campañas de bou de vara, percebe y almeja babosa trae consigo tanto expectativas económicas como una gran dosis de incertidumbre. Más de 300 profesionales en las cofradías de Rianxo, Aguiño y Ribeira están listos para abastecer los mercados con algunos de los productos más codiciados de la ría, con la Navidad como horizonte.
La llegada de la centolla el 11 de noviembre ampliará la flota, dando un impulso a una industria que ha sufrido recortes significativos debido a la baja de capturas. Para la industria marisquera y de depuración, esta campaña es vital: muchos depuradores y distribuidores esperan una oportunidad de recuperación económica. Sin embargo, la realidad del recurso genera cautela; los estudios recientes indican una baja cantidad de volandeira y bivalvo, especialmente en la almeja babosa de Ribeira.
En Rianxo, el bou de vara tiene su eje en la volandeira, pero la falta de bivalvo preocupa a los marineros. “Hai pouca cantidade e algo recortada”, comenta el patrón mayor, Miguel Ángel Iglesias, estableciendo un límite de 50 kilos por tripulante, hasta un máximo de 150 por embarcación. El profesional José Francisco expresa su preocupación: “A volandeira é pequena, pero de boa calidade”. Las capturas serán claves en los próximos dos meses para la industria, en un entorno donde el ERTE aún sigue reciente y los ingresos de las cofradías dependen del éxito de la temporada.
En Ribeira, la situación es similar. La almeja babosa ya no tiene la relevancia de años anteriores, con menos de un centenar de mariscadores y límites de capturas ajustados a la baja. El presidente de la agrupación de mariscadores, Andrés Martínez, recalca que la demanda de almeja roja puede ser un aliciente, dada la subida de su precio en subastas, pero también admite que los muestreos no auguran una gran temporada.
Por otro lado, en Aguiño, el percebe se convierte en un recurso esperanzador. Consciente de la necesidad de conservar el recurso, la cofradía ha limitado la extracción a dos días semanales. “A campaña do percebe pode ser unha válvula de osíxeno”, dice José Antonio Santamaría, quien observa un repunte en el nivel de fijación del percebe. Esta medida busca evitar un exceso de presión sobre los recursos de la ría, mientras los precios, que podrían superar los 100 euros por kilo, prometen aliviar la carga de los marineros.
En esta nueva temporada, Barbanza se enfrenta a un delicado equilibrio entre preservar los recursos naturales y mantener la economía local a flote. La próxima semana será clave para medir el pulso de la campaña y, con suerte, sentar las bases de una recuperación en el sector marisquero tras un año de adversidades.