- La caída de la productividad en As Pías deja un vacío en el marisqueo, mientras otras áreas buscan su redención.
Un silencio sobre la ría
El puente que conecta Ferrol con Fene se alza sobre una lámina de agua inmóvil. Donde antes se avistaban decenas de barcos marisqueros, hoy solo permanecen pescadores de caña en las barandillas. Así luce As Pías, el que fue el banco marisquero más productivo de almeja babosa en Galicia, convertido ahora en un símbolo de decadencia para el sector.
Hace apenas una década, esta zona hervía de actividad. Cerca de cincuenta barcos faenaban diariamente, extrayendo bivalvos muy cotizados en los mercados gallegos. Sin embargo, hoy, apenas uno o dos mariscadores se aventuran en esta área, desmotivados por la escasez de almeja babosa y resignados a buscar japónica.
El principio del fin
Paradójicamente, el declive de As Pías coincidió con dos hitos históricos para la ría ferrolana: el saneamiento de sus aguas, tras dos décadas de obras, y su conversión en zona B en 2017. Este cambio permitió trabajar todo el año y vender el marisco en fresco, eliminando las restricciones estacionales que separaban la ría entre zonas B y C.
Sin embargo, lejos de ser un impulso, estos avances marcaron el inicio de una crisis. Las capturas de almeja babosa comenzaron a caer de manera progresiva, sin que los esfuerzos por recuperar la productividad —como siembras, aportes de arena o eliminación de fangos— lograran revertir la situación. Hoy, el banco está prácticamente inactivo.

¿Qué ocurrió en As Pías?
Un estudio encargado por la cofradía de Barallobre a la Estación de Bioloxía Mariña de A Graña (USC) arrojó algo de luz sobre el problema. El informe apunta a un cúmulo de factores, siendo el principal el cambio en las corrientes de la ría, provocado por nuevas infraestructuras. Este desequilibrio habría alterado el hábitat natural de la almeja babosa, dificultando su recuperación.
Las siembras realizadas tampoco han dado frutos. Según explican los mariscadores, la almeja sembrada muere antes de alcanzar el tamaño comercial, sumiendo a As Pías en un callejón sin salida.
Nuevos horizontes y desafíos
Ante el fracaso en As Pías, la cofradía de Ferrol ha redirigido sus esfuerzos hacia otros bancos productivos, como A Cabana y la zona entre castillos. Gustavo Chacartegui, patrón mayor de Ferrol, destaca la importancia de mejorar estas áreas mediante la retirada de lodos, aportes de arena y otras medidas. Además, insiste en la necesidad de combatir el furtivismo, un problema recurrente en la ría.
Hace apenas un mes, se desarticuló una red internacional que vendía almeja contaminada de Portugal como si fuera gallega, un escándalo que derivó en más de una decena de detenciones. Este tipo de actividades no solo ponen en riesgo la salud pública, sino que también afectan a la reputación del sector.
Un futuro incierto
Mientras otras áreas intentan mantenerse productivas, el silencio en As Pías se ha convertido en un recordatorio de los desafíos que enfrenta el marisqueo gallego. La pregunta sigue siendo: ¿podrá esta zona alguna vez recuperar su esplendor, o quedará para siempre como un capítulo cerrado en la historia de la ría ferrolana?